Caracas necesita de la crítica teatral que tuvo en otros tiempos. Una crítica más visible. Es la única manera de educar a un público joven para que entiendan que el teatro es un todo, un trabajo en equipo
Carmen Guédez-Da Silva - 26 09 2021
Los que tienen una larga trayectoria en el mundo del teatro venezolano, recordarán aquellos días en los que Eduardo Robles Piquer (conocido como RAS) llegaba con su entonces esposa, Lola, a ver una obra de teatro para, luego, escribir la crítica. La publicaba un conocido periódico y ¿qué persona, que amara el teatro, no leía la página cultural de ese diario?
Rubén Monasterios, RAS, E.A. Moreno-Uribe, Sonia Murillo, Carlos Herrera y otros más, le dieron un sentido al día después del estreno. Entonces existía el Círculo de Críticos de Teatro de Venezuela (CRITVEN, por sus siglas en español). En el 2013 nació la Asociación Venezolana de Critica Teatral (AVENCRIT, por sus siglas en español).
A los teatreros caraqueños les interesa la crítica
Urge que la crítica teatral sea más visible. No lo es y estamos en la era de la democratización de la información, por lo que tendría que aparecer en la red, pero el estímulo a los críticos se está perdiendo.
A quienes hacen teatro en Caracas, la crítica les interesa tanto como a los que lo hacen en New York, donde la crítica es sagrada, Lo indeseable es la indiferencia hacia los que hacen posible el espectáculo. De la gente de teatro hay que hablar. Se lo merecen porque no es un trabajo fácil, mucho menos para los que están detrás del telón que son los más olvidados,
La crítica tiene que hacerse con fuerza, para que este nuevo público entienda que una obra de teatro es un todo, muy bien -o muy mal- orquestado por el director. Es necesario que el espectador entienda que detrás de los actores -y del telón- hay más gente que forman parte de lo que ellos hacen y dicen.
Ver una obra sólo desde el ángulo actoral, es perderse la mitad de la misma
Las luces, el vestuario, el maquillaje, la utilería, la escenografía, la música, hablan para completar lo que dicen los actores. En esos elementos hay un mensaje y por eso están ahí. Pero detrás del telón hay otra maquinaria que no puede ser ignorada porque, sin ella, no hay obra posible. Hay un director, cabeza de lo que el público ve. Hay un autor y hay un productor sin cuyo dinero no hay teatro. También un asistente de dirección pendiente de mil detalles, técnicos de luces y sonido, maquilladores o diseñadores de maquillaje y un vestuarista (y costureras) que, con sus diseños, ayudan al actor a entrar en el personaje porque no imaginan lo que produce el vestuario en los actores. ¡Los transforma! El primer ensayo con vestuario y maquillaje, es un día glorioso para ellos.
Hay más gente detrás del telón, porque el que coloca un clavo en la escenografía o el que trae el café, es parte de la creación que llega al público ya pulida, como un diamante, sin que el que el que se sienta, en la butaca, imagine el largo camino para llegar hasta ahí.
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| Interesante folleto explicativo de quién es quién en el teatro. No es un programa de mano |
La importancia del programa de mano para entender una obra de teatro
En él aparece el equipo completo que logra parir una obra de teatro. Como el papel escasea, en Internet debe darse toda la información que antes se colocaba en el programa de mano. Eso forma parte de educar al nuevo público. Ha sido imprescindible toda la vida y no se le puede descalificar hasta prescindir de él porque Internet abarata los costos.
El teatro está lleno de detalles que nadie imagina. Comienza el día que alguien se enamora de la obra que un escritor escribió hace mucho tiempo o la que se acaba de escribir en la computadora de alguien que apenas empieza, pero que tiene mucho que decir al que se sienta en una butaca a ver y a escuchar el milagro de la creación teatral. Es el crítico el encargado de analizarla y, aunque sea su punto de vista, orienta al espectador.
Aquí, Caracas
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