Caracas no es una ciudad civilizada

No puede ser civilizada una ciudad sin normas y atrasada -más de veinte años- en el tema de la basura, el reciclaje y el transporte público, por sólo nombrar tres de los grandes problemas que aquejan a Caracas

Carmen Guédez-Da Silva – 04 10 2021

Basura al lado de la acera en una urbanización de clase media y media alta, en el sureste de Caracas. Fotos: Carmen Guédez-Da Silva


Es imposible entender cómo, lo que se ve en esas imágenes, no causa alarma. Si esto ocurre en una zona privilegiada, ¿cuál es la magnitud del problema de la basura en la Caracas más humilde y en las calles más transitadas? Se está ante un grave problema de educación y de gobierno, tanto central como regional (gobernaciones, alcaldías, consejos municipales). Y, sin duda, ante un inmenso problema vecinal de total indiferencia con el entorno.

La capital de Venezuela se devolvió en el tiempo y anda por el siglo XIX con la moral y el comportamiento de buen ciudadano en desuso. Una ciudad no puede ser amable cuando la grama está descuidada, las aceras están rotas, la basura está desbordada a la vista de todos y los carros transitan por vías llenas de huecos. Sólo los que aprenden a vivir mal, no critican semejante barbaridad ni se horrorizan.

Hacer, del mal vivir, algo normal, no puede ser un comportamiento sano. Algo no está bien en los caraqueños. Eso es tener baja autoestima y dejarse vencer por las circunstancias, sentir que merecen vivir mal. Un pésimo gobierno no obliga a nadie a tirar la basura en la calle. Lo hace quien quiere y a quien no le importa vivir en un entorno sucio.

Educación, la gran ausente

El comportamiento civilizado y el comportamiento salvaje sólo se pueden explicar en el tipo de educación que se recibe en cada país. A menor inversión en educación, más caótico es el comportamiento de la gente. En los Países Bajos, los profesores tienen sueldos muy elevados que los incentivan a educar bien, mientras que, en Venezuela, el sueldo de maestros y profesores es muy bajo y la educación empeora, mientras en el hogar no existe ni educación ni se imparten normas. Los niños crecen sin brújula, sin estímulos y sin estudios. Futuro incierto. El daño se refleja en una ciudad abandonada, de la que no se enteran los que sólo andan en carro; como si evadiendo la realidad, lograran vivir mejor dentro de sus burbujas (hogares).

Caracas ha perdido grandes colecciones de arte y de eso no se habla

Hay temor de tocar el tema o simplemente esa pérdida le duele a pocos. A Caracas le han quitado espacios culturales que ya no tienen quien los llore. La gente se acostumbra, que es lo peor que le puede pasar al ser humano. Triste es el conformismo. Y triste es vivir en una ciudad con museos a medias, sin las grandes colecciones que un día existieron y sin que nadie pregunte dónde están. El daño es inmenso.

Caracas está fuera del ranquin de las mejores ciudades del mundo

Es imposible decir que en Caracas se vive bien. Se va la luz y se va el agua. El sistema de transporte público es malo. El metro pasó de la excelencia a la indigencia. La inseguridad obliga a regresar a casa temprano y la vida nocturna se perdió. Un día, la urbe a los pies del Ávila, dejó de comportarse como una gran ciudad para ser un no sé qué, ya que ni es pueblo ni es aldea, pero no es ciudad. Pérez Jiménez le dio más brillo y en los años 50 podía presumir más de capital que en los años 2000.

Caracas no le ofrece nada al turista, salvo el Hotel Humboldt y la belleza del cerro El Ávila. No hay museos, no hay nada. La gente se arma de paciencia (¿o conformismo?) mientras la luz vuelve y el agua, también. Pero son pocos los que quieren ayudar a un cambio. 

Una ciudad salvaje

Los parques son usados como basureros en las zonas de clase media. ¡Qué queda para las zonas marginales! ¿O la marginalidad mental tocó a todas las puertas y le abrieron para degradar a lo que fue una bonita ciudad?

Para quien ha vivido en países civilizados y con normas, es difícil vivir en Caracas. La llevan bien los que no saben de contenedores de basura, de reciclaje, de rayado de peatones, de buen transporte público, de buen sistema sanitario para todo el mundo y de vida nocturna. La soportan los que ignoran que, para vivir bien, son necesarias las normas de obligado cumplimiento o se corre el riesgo de ser encarcelado o multado, como debe ser. Hay que comparar entre el buen vivir y el mal vivir para optar por el primero.

Las personas no aprenden a comportarse bien porque no se les enseña 

Hubo una época en la que, todo el mundo, se sabía comportar en el metro, dando muestras de civismo. Eso llegó a su fin sin que se pueda entender el cambio.

Las empresas privadas podrían invertir en campañas cívicas que Caracas tanto necesita

Desde la época de Renny Ottolina, poco o nada se hace. Él dijo en una de sus campañas de transito (respecto al paso de peatones): “Sienta que la única cerca válida para usted, es la de su propia inteligencia”. Es necesario seguir su ejemplo y continuar con su legado.


Querer a una ciudad no es decir lo bien que está cuando eso no es cierto. Quererla es señalar sus fallas con el fin de mejorarlas.  

Aquí, Caracas

Instagram: @aqui_caracas

Se agradece el apoyo -en Instagram- a la #CampañaCívicaDeAquíCaracas para los que quieren una mejor ciudad

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